El calamar Magnapinna suele vivir a grandes profundidades (hasta casi 4 kilómetros de profundidad). Se caracteriza por su aspecto extraño de medusa con filamentos extremadamente finos y largos.
El vídeo que os pongo abajo, y de escasos segundos, fue filmado por casualidad por un sumergible dirigido por control remoto (ROV) de la petrolera Shell en 2007, a 2 kilómetros y medio de profundidad en el Golfo de México. Os recomiendo ver a la criatura en movimiento, porque las imágenes estáticas no hacen justicia a lo extraño de su naturaleza.
Mientras que los calamares gigantes y otros cefalópodos poseen 8 tentáculos cortos y 2 tentáculos más largos, el Magnapinna posee diez apéndices que parecen ser de la misma longitud, además de ser mucho más largos con respecto a su cuerpo.
El vídeo que os pongo abajo, y de escasos segundos, fue filmado por casualidad por un sumergible dirigido por control remoto (ROV) de la petrolera Shell en 2007, a 2 kilómetros y medio de profundidad en el Golfo de México. Os recomiendo ver a la criatura en movimiento, porque las imágenes estáticas no hacen justicia a lo extraño de su naturaleza.
Porque lo más raro y excepcional que posee este calamar, único en su clase, es que tiene codos.
La toma se hizo en “Perdido”, una de las explotaciones petrolíferas y de gas más profundas del mundo. En esta zona, pero también en el Pacífico, en el Atlántico y en el Índico, los ROVs han filmado una docena de veces al Magnapinna, que permanece siendo un gran desconocido para la ciencia, como tantas otras criaturas en ese hábitat.
Es interesante ver cómo estos sumergibles, de uso privado y comercial, están aportando importantes imágenes de la fauna abisal. Es por eso que algunos biólogos marinos se han asociado con compañías petrolíferas para sacar partido a sus recursos.