Esto es parte de un ensayo dividido en tres partes aparecido en The Daredevils 4 a 6 (Marvel UK, 1982), del escritor británico Alan Moore. Podéis disfrutarlo entero y en español en el blog de Frog2000, gracias a la traducción que él mismo ha hecho.
Es un ensayo tan acertado e interesante (¡treinta años después y las cosas apenas han cambiado!) que os pongo unos fragmentos para que os animéis a leerlo:
"En general, las mujeres no suelen tener ninguna oportunidad de hacer nada, y no sólo en casos tan obvios como que tengan igual salario por el mismo trabajo, o… ¿quién cuida del bebé?
Pero estos sólo son síntomas que crecen a partir de una enfermedad central, una que afecta a cómo vemos a las mujeres y a cómo las tratamos en nuestra sociedad orientada desde hace mucho tiempo hacia lo masculino. Los medios de comunicación nos muestran cierto número de estereotipos diferentes con los que nos vamos formando nuestras ideas sobre la feminidad. Existe una amplia variedad de muestras diferentes, y todas son tan agradables al paladar como una langosta con cáncer de piel:
Está esa especie de neumática de delantera desproporcionada sonriente y con poco cerebro con la que Barbara Windsor se ha forjado toda una carrera. También tenemos las putas masoquistas y serviles que popularizan las letras de los grupos de heavy-metal y los anuncios de after-shave. Luego están las esclavas del trabajo de lengua ácida que son furcias con el corazón de oro que se presentan cada semana en la serie “Coronation Street”. También tenemos a las indefensas víctimas temblorosas que han popularizado películas como “He Knows You´re Alone” (“Sabe que estás sola”, 1982) y “Dressed To Kill” (“Vestida para Matar”, 1980). Criaturas sin ninguna otra razón para existir que ser arrojadas contra las motosierras de enanos psicópatas travestidos.
Quiero decir, imagina abrir el Sun todos los días y encontrarte la página tres adornada con una foto de un espécimen representando la masculinidad haciendo pucheros y vestido tan sólo con sus calzoncillos. Imagina a hombres desnudos tumbados desgarbadamente sobre el capó de un nuevo modelo de coche en la feria del motor. Imagina tener que escuchar a una sudorosa y repugnante versión femenina de Bernard Manning contando una ristra sin fin de chistes sobre suegros. Claro, es algo muy divertido la primera vez. Y quizá lo sea la segunda. ¿Pero tres veces?, ¿cuatro? ¿Cinco mil veces? ¿Te imaginas viviendo con algo así de insultante todos los días de tu vida? No es de extrañar que tantas feministas estén tan irritadas.
Y los cómics tienen, a su manera, tanta culpa como los otros medios a la hora de representar una imagen distorsionada de las mujeres a sus lectores. Incluso en algunos aspectos son más culpables. Después de todo, los cómics suelen tener como objetivo una audiencia joven. Por lo general, los chavales jóvenes que van a la escuela tienden a reunirse sólo con personas de su propio género hasta bien entrada su adolescencia, antes de que conozcan y hablen con alguna mujer real. Y para ese momento el daño ya está hecho.
Cuando yo tenía siete años y empecé a leer la familia de cómics de Superman, de DC, no tenía ninguna razón para no creer que estuviesen reflejando la vida real. Y eso me llevó a formarme un cierto número de conclusiones interesantes, a la par que totalmente erróneas.
En primer lugar, sólo los hombres pueden ser héroes. Superman, Batman, Green Arrow… eran personajes a los que uno podía admirar. Los personajes femeninos, cuando surgieron, eran fotocopias pálidas y débiles de sus compañeros masculinos: Supergirl, Batwoman, Batgirl, la ridícula y oscura Señorita Arrowette… ninguna podría eclipsar a los Super-Tipos masculinos, en cuyas series solían aparecer de forma poco frecuente: Batgirl podía deslumbrar a los villanos reflejando los rayos de sol con el espejo que llevaba en su polvera. Supergirl, un ser con un poder cercano al del propio Superman, y que podía sacar planetas de su órbita sin sudar, pasaba su tiempo retozando con Super-gato o Super-caballo, o quizá enamorándose de los jóvenes de la Ciudad Embotellada de Kandor, que siempre resultaban ser villanos que querían usarla para poder vengarse de Superman..."
Heroínas de carne y hueso.
A partir de aquí es cuando se pone interesante. Así que si queréis leer más, en el blog de Frog2000 podéis leer las tres partes del ensayo:
primera parte,
segunda parte,
tercera parte.
primera parte,
segunda parte,
tercera parte.
Que disfrutéis de la lectura.