Todos tenemos nuestra historia personal. En mi caso, sentí desde joven un especial interés antropológico por las religiones y sus orígenes, motivos, y ritos, un interés que alimenté con los años; quizá parezca extraño, no siendo yo creyente, pero pensaba que las religiones, que han trastocado, modificado e influenciado tanto la historia de toda la humanidad, y lo continúan haciendo, eran algo digno de cierta atención; el concepto en sí me fascinaba. Supongo que mi creciente curiosidad y mis dudas en la infancia sobre la religión que la sociedad quería para mí me llevaron, con el tiempo, a aprender mucho sobre ella y sus inconsistencias, incluso más de lo que aprende un creyente, que no alberga dudas ni preguntas sobre su fe. “Si quieres saber sobre Dios, deberías hablar con un ateo.” [Alan Cooperman, conclusión del estudio de 2010 de Pew Forum on Religion & Public Life, sobre el conocimiento religioso entre la población de E.E.U.U.] Ninguno estamos libres de la influencia del m
movidas aleatorias de un tío cualquiera